En tiempos del imperio romano, dicen que Nerón hacía traer nieve de los Alpes para que le prepararan una bebida helada. También se cuenta que los chinos, muchos siglos antes de Jesucristo, ya mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas. Lo cierto es que tanto romanos como chinos, turcos y árabes conocían los helados y los disfrutaban. Los cocineros de los Califas de Bagdad se destacaron en refinar la calidad y variedad de sabores, incorporando zumos de fruta a la preparación. Ellos le dieron el nombre de "sharbets", que quiere decir bebida: al parecer de ahí viene el nombre de sorbete.
Se atribuye a Marco Polo el haber divulgado en Italia una receta para la preparación de los helados, al regreso de uno de sus viajes al Lejano Oriente. Esto apoyaría la idea de que fueron los chinos quienes inventaron los helados y que desde Italia se hayan conocido en todo el mundo.
Obviamente la elaboración de los helados no era sencilla, ya que era imprescindible disponer de nieve y de medios especiales para conservar la temperatura. Como comprenderás, los helados eran un placer reservado para Reyes y personas privilegiadas de esa época. Según referencias históricas, en las cortes de España, Francia e Inglaterra -siglos XVI y XVII- se elaboraban y servían helados. Se sabe que los helados llegaron a Francia cuando Catalina de Médicis se casó con Enrique II. A Inglaterra, en cambio, llegaron de la mano de un cocinero francés que sirvió en la corte y que inventó una receta que incorporaba leche. A pesar de que intentaron mantener la fórmula en secreto, la receta se conoció en todos los países. En la corte del rey francés Luis XIV hacia el año 1600 se levantó la polémica entre los médicos y otros expertos sobre si el helado era bueno o no para la digestión. También en ese entonces, por el año 1660, el italiano Procopio inventó una maquina que homogeneizaba las frutas, el azúcar y el hielo, con lo que se obtenía una verdadera crema helada similar a la que hoy conocemos. Procopio, abrió en París el "Café Procope", donde además de café se servían helados, y así se popularizó el delicioso postre. Por muchos años los heladeros italianos guardaron celosamente el secreto de preparación de las cremas.
Pero a principios del siglo XVIII las recetas de helados empezaron a incluirse en los libros de cocina.